Algunos estudios cifran en cinco segundos el tiempo que dura la atención que, por término medio, las personas dedicamos de manera sostenida a un mensaje, un artículo de prensa, una fotografía, un vídeo o una conversación. Por eso todos aquellos que nos dedicamos a la comunicación, de una manera u otra, y entre ellos estaría la docencia o la catequesis, necesitamos cuidar mucho nuestra forma de captar la atención de nuestro público.
Hoy comienzo este blog que me ofrece la fundación Edelvives y espero hacerlo llamando vuestra atención desde las primeras líneas y desde el propio título de este blog “Dame dos minutos”
Con ello de entrada ya te anuncio que solo demandaré un par de minutos de tu tiempo, aproximadamente, ya que no todos leemos con la misma velocidad.
En este blog vais a encontrar reflexiones muy personales, unas fruto de la lectura de otros artículos, otras de la experiencia personal y otras simplemente de “darle vueltas al tema”, que os puedan ayudar a darle vosotros otra vuelta al tema que os proponga y saqueis vuestras propias conclusiones y decisiones.
La comunicación, la buena comunicación, es una asignatura pendiente en nuestra sociedad. Y no solo para los profesionales de la comunicación, sino para todos a los que nos preocupa llegar al otro, en casa, en la escuela, en la parroquia, en el trabajo, en la calle, …
Quizá el primer paso sea ser consciente de a quién tenemos frente a nosotros, quién es o son nuestro receptor potencial de nuestro mensaje: niños, jóvenes, adultos, ancianos, gente que entiende perfectamente nuestro idioma, o gente que tiene dificultades para entendernos, personas con discapacidad auditiva (yo padezco una pérdida de audición de mi oído derecho y eso condiciona mi día a día en la comunicación, os lo puedo asegurar)
Por eso en este primer encuentro os invito a pensar primero en el otro, en el que os escucha, o pretendéis más bien que os escuche. Al fin y al cabo, ese es nuestro objetivo.
Si he captado vuestra atención nos volvemos a encontrar aquí, en Dame dos minutos.