Fecha/Hora
20 Nov
Todo el día
Categorías
Primera lectura: Apocalipsis 4,1-11
Salmo 150
Evangelio: Lucas 19,11-28
La gente escuchaba estas cosas que decía Jesús. Y él les contó una parábola, porque ya se encontraba cerca de Jerusalén y ellos pensaban que el reino de Dios estaba a punto de manifestarse. Les dijo: «Un hombre de la nobleza se fue lejos, a otro país, para ser hecho rey y regresar. Antes de partir llamó a diez de sus criados, entregó a cada uno una gran suma de dinero y les dijo: “Negociad con este dinero hasta que yo vuelva”. Pero las gentes de su país le odiaban, y enviaron tras él una comisión con el encargo de decir: “No queremos que este hombre sea nuestro rey”.
Pero él fue hecho rey. A su vuelta, mandó llamar a aquellos criados a quienes había entregado el dinero, para saber cuánto había ganado cada uno. El primero se presentó y dijo: “Señor, tu dinero ha producido diez veces más”. El rey le contestó: “Muy bien, eres un buen administrador. Y como has sido fiel en lo poco, te hago gobernador de diez ciudades”. Se presentó otro y dijo: “Señor, tu dinero ha producido cinco veces más”. También a este le contestó: “Tú serás gobernador de cinco ciudades”.
Pero se presentó otro, que dijo: “Señor, aquí está tu dinero. Lo guardé en un pañuelo, pues tuve miedo de ti, porque eres un hombre duro que recoges lo que no pusiste y cosechas donde no sembraste”. Entonces le dijo el rey: “Tú eres un mal administrador, y por tus propias palabras te juzgo. Puesto que sabías que yo soy un hombre duro, que recojo lo que no puse y cosecho donde no sembré, ¿por qué no llevaste mi dinero al banco para, a mi regreso, devolvérmelo junto con los intereses?”. Y ordenó a los que estaban allí: “Quitadle el dinero y dádselo al que ganó diez veces más”. Ellos le dijeron: “Señor, ¡pero si este ya tiene diez veces más!”. El rey contestó: “Os digo que al que tiene se le dará más; pero al que no tiene, hasta lo poco que tiene se le quitará. Y en cuanto a mis enemigos, a esos que no querían tenerme por rey, traedlos acá y matadlos en mi presencia”».
Dicho esto, Jesús siguió su viaje a Jerusalén.