Fecha/Hora
01 Abr
12:00 am
Categorías
Primera lectura: Ezequiel 47,1-9.12
Salmo 45
Evangelio: Juan 5,1-16
Algún tiempo después celebraban los judíos una fiesta, por lo que Jesús regresó a Jerusalén. En Jerusalén, cerca de la puerta llamada de las Ovejas, hay un estanque llamado en hebreo Betzatá.Tiene cinco pórticos, en los que, echados en el suelo, se encontraban muchos enfermos, ciegos, cojos y tullidos. Había entre ellos un hombre enfermo desde hacía treinta y ocho años. Cuando Jesús lo vio allí tendido y supo del mucho tiempo que llevaba enfermo, le preguntó:
— ¿Quieres recobrar la salud?
El enfermo le contestó:
— Señor, no tengo a nadie que me meta en el estanque cuando se remueve el agua. Para cuando llego, ya se me ha adelantado otro.
Jesús le dijo:
— Levántate, recoge tu camilla y anda.
En aquel momento el hombre recobró la salud, recogió su camilla y echó a andar. Pero como era sábado, los judíos dijeron al que había sido sanado:
— Hoy es sábado; no te está permitido llevar tu camilla.
El hombre les contestó:
— El que me devolvió la salud me dijo: «Recoge tu camilla y anda».
Ellos le preguntaron:
— ¿Quién es el que te dijo: «Recoge tu camilla y anda»?
Pero el hombre no sabía quién le había curado, porque Jesús había desaparecido entre la multitud. Después, en el templo, Jesús se encontró con él y le dijo:
— Mira, ahora que ya has recobrado la salud no vuelvas a pecar, no sea que te pase algo peor.
El hombre se fue y dijo a los judíos que Jesús era quien le había devuelto la salud. Por eso los judíos perseguían a Jesús, porque hacía tales cosas en sábado.