Fecha/Hora
04 Dic
Todo el día
Categorías
Primera lectura: Isaías 11,1-10
Salmo 71,1bc-2.7-8.12-13.17
Segunda lectura: Romanos 15,4-9
Evangelio: Mateo 3,1-12
Por aquel tiempo se presentó Juan el Bautista en el desierto de Judea. En su proclamación decía: «¡Convertíos a Dios, porque el reino de los cielos está cerca!».
Juan era aquel de quien el profeta Isaías había dicho:
«Una voz grita en al desierto:
“¡Preparad el camino del Señor;
abridle un camino recto!”».
Juan iba vestido de ropa hecha de pelo de camello, que se sujetaba al cuerpo con un cinturón de cuero; su comida era langostas y miel del monte. Gentes de Jerusalén, de toda la región de Judea y de toda la región cercana al Jordán salían a escucharle. Confesaban sus pecados y Juan los bautizaba en el río Jordán.
Pero viendo Juan que muchos fariseos y saduceos acudían a que los bautizara, les dijo: «¡Raza de víboras!, ¿quién os ha dicho que vais a libraros del terrible castigo que se acerca? Demostrad con vuestros actos que os habéis vuelto a Dios, y no os hagáis ilusiones diciéndoos: “Nosotros somos descendientes de Abraham” porque os aseguro que incluso de estas piedras puede Dios sacar descendientes a Abraham. Ya está el hacha lista para cortar de raíz los árboles. Todo árbol que no dé buen fruto será cortado y arrojado al fuego. Yo, ciertamente, os bautizo con agua para invitaros a que os convirtáis a Dios; pero el que viene después de mí os bautizará con el Espíritu Santo y con fuego. Él es más poderoso que yo, que ni siquiera merezco llevarle las sandalias. Trae la pala en la mano, y limpiará el trigo y lo separará de la paja. Guardará su trigo en el granero, pero quemará la paja en un fuego que nunca se apagará».