Fecha/Hora
24 Jul
Todo el día
Categorías
Primera lectura: Génesis 18,20-32
Salmo 137,1-3.6-8
Segunda lectura: Colosenses 2,12-14
Evangelio: Lucas 11,1-13
Estaba Jesús una vez orando en cierto lugar. Cuando terminó, uno de sus discípulos le rogó:
— Señor, enséñanos a orar, lo mismo que Juan enseñaba a sus discípulos.
Jesús les contestó:
— Cuando oréis, decid:
«Padre, santificado sea tu nombre.
Venga tu reino.
Danos cada día el pan que necesitamos.
Perdónanos nuestros pecados,
porque también nosotros perdonamos
a todos los que nos han ofendido.
Y no nos expongas a la tentación».
También les dijo Jesús:
— Supongamos que uno de vosotros tiene un amigo, y que a medianoche va a su casa y le dice: «Amigo, préstame tres panes, porque otro amigo mío acaba de llegar de viaje a mi casa y no tengo nada que ofrecerle». Sin duda, aquel le contestará desde dentro: «¡No me molestes! La puerta está cerrada y mis hijos y yo estamos acostados. No puedo levantarme a darte nada». Pues bien, os digo que aunque no se levante a dárselo por ser su amigo, se levantará por serle importuno y le dará cuanto necesite. Por esto os digo: Pedid y Dios os dará, buscad y encontraréis, llamad a la puerta y se os abrirá. Porque el que pide, recibe; el que busca, encuentra y al que llama a la puerta, se le abre. ¿Acaso algún padre entre vosotros sería capaz de darle a su hijo una culebra cuando le pide pescado? ¿O de darle un alacrán cuando le pide un huevo? Pues si vosotros, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más el Padre que está en el cielo dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan!».