Fecha/Hora
17 Dic
Todo el día
Categorías
Primera lectura: Isaías 61,1-2a.10-11
Salmo Lucas 1,6b-54
Segunda lectura: 1Tesalonicenses 5,10-24
Evangelio: Juan 1,6-8.19-28
Hubo un hombre llamado Juan, a quien Dios envió como testigo, para que diera testimonio de la luz y para que todos creyesen por medio de él. Juan no era la luz, sino uno enviado a dar testimonio de la luz.
Los judíos de Jerusalén enviaron sacerdotes y levitas a Juan, a preguntarle quién era. Y él confesó claramente:
— Yo no soy el Mesías.
Le volvieron a preguntar:
— ¿Quién eres, pues? ¿El profeta Elías?
Juan dijo:
— No lo soy.
Ellos insistieron:
— Entonces, ¿eres el profeta que había de venir?
Contestó:
— No.
Le dijeron:
— ¿Quién eres, pues? Tenemos que llevar una respuesta a los que nos han enviado. ¿Qué puedes decirnos acerca de ti mismo?
Juan les contestó:
— Yo soy, como dijo el profeta Isaías,
«Una voz que grita en el desierto:
¡Abrid un camino recto para el Señor!».
Los que habían sido enviados por los fariseos a hablar con Juan, le preguntaron:
— Pues si no eres el Mesías ni Elías ni el profeta, ¿por qué bautizas?
Juan les contestó:
— Yo bautizo con agua, pero entre vosotros hay uno que no conocéis: ese es el que viene después de mí. Yo ni siquiera soy digno de desatar la correa de sus sandalias.
Todo esto sucedió en el lugar llamado Betania, al oriente del río Jordán, donde Juan estaba bautizando.