Fecha/Hora
10 Oct
Todo el día
Categorías
Primera lectura: Sabiduría 7,7-11
Segunda lectura: Hebreos 4,12-13
Evangelio: Marcos 10,17-30
Cuando Jesús iba a seguir su viaje, llegó un hombre corriendo, se puso de rodillas delante de él y le preguntó:
— Maestro bueno, ¿qué debo hacer para alcanzar la vida eterna?
Jesús le contestó:
— ¿Por qué me llamas bueno? Bueno solamente hay uno: Dios. Ya sabes los mandamientos: «No mates, no cometas adulterio, no robes, no mientas en perjuicio de nadie ni engañes, y honra a tu padre y a tu madre».
El hombre le dijo:
— Maestro, todo eso lo he cumplido desde joven.
Jesús le miró con afecto y le contestó:
— Una cosa te falta: ve, vende todo lo que tienes y dáselo a los pobres. Así tendrás riquezas en el cielo. Luego, ven y sígueme.
El hombre se afligió al oír esto; se fue triste, porque era muy rico.
Jesús entonces miró alrededor y dijo a sus discípulos:
— ¡Qué difícil les va a ser a los ricos entrar en el reino de Dios!
Estas palabras dejaron asombrados a los discípulos, pero Jesús volvió a decirles:
— Hijos, ¡qué difícil es entrar en el reino de Dios! Le es más fácil a un camello pasar por el ojo de una aguja que a un rico entrar en el reino de Dios.
Al oírlo, se asombraron aún más, y se preguntaban unos a otros:
— ¿Y quién podrá salvarse?
Jesús los miró y les contestó:
— Para los hombres es imposible, pero no para Dios, porque para él no hay nada imposible.
Pedro comenzó a decirle:
— Nosotros hemos dejado todo lo que teníamos y te hemos seguido.
Jesús respondió:
— Os aseguro que todo el que por mi causa y por causa del evangelio deje casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos o tierras, recibirá ya en este mundo cien veces más en casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y tierras, aunque con persecuciones; y en el mundo venidero recibirá la vida eterna.