Luis Aranguren

Comienza un nuevo año y hemos de hacer serios equilibrios para alimentar esperanzas en medio de previsiones poco edificantes en lo que corresponde al cuidado de la vida.

En los sistemas vivos hay que crear las condiciones necesarias para que en ellos florezca su máximo potencial de relación, cooperación y servicio.

Soportar no es convivir. Por eso necesitamos un aprendizaje de la convivencia desde el cuidado.

Heredamos una cultura capitalista que promete lo que no puede dar: riqueza expansiva que culmina en el delirio de lo ilimitado.

En todo trabajo la tutoría como acompañamiento es importante; pero en la educación resulta imprescindible.

Las redes sociales definitivamente han sustituido a los medios de comunicación
convencionales para informar y aportar datos de una realidad poliédrica.

«La escuela de alma» es el título de un precioso libro escrito por el filósofo Josep M.ª Esquirol y que todo docente debería leer e interiorizar.

El final del siglo XX y el comienzo del siglo XXI alumbró una nueva generación que habita en nuestros centros educativos.

Sabemos que la acción voluntaria es hija de la ciudadanía inclusiva, de la participación social y de la solidaridad abierta.

En el Simposio organizado por la Cátedra del Cuidado Educativo Integral celebrado el 16 de abril en Zaragoza nos dimos cita más de 600 personas.