EL CENTRO Y LAS PERIFERIAS

Tomo prestado el título del último programa del podcast Vamos con todo que dirige y presenta Marta García Miranda para esta nueva reflexión que se me ha atascado un poco. Quizás porque el tema lo requería, quizás porque he estado ocupado intentando dilucidar en qué lugar estaba. Y claramente me veo en “las afueras” como diría mi amigo Pablo García Casado, aunque anhelando siempre el centro, como diría san Juan de la Cruz. Ambas realidades a pesar de manifestarse contrapuestas acaban por encontrarse porque una aporta la mirada desde donde descubrir aquello que es esencial en la vida. Dios elige la periferia para manifestarse, pero busca nuestra plenitud para darse del todo, y esta, no cabe duda, está en el centro. Desde ese lugar intento escribir, sin olvidar en ningún momento mi búsqueda definitiva. 

La mirada es clave en la Soy el cuerpo extraño que mira de Marta Azparren y Óscar G. Villegas, una sesión de spoken cinema dentro del Festival Domingo 2024 que pude ver en La Casa encendida de Madrid. Ella es la autora del fantástico libro Cine Ciego en Libros de la Resistencia y él uno de los mejores compositores de la escena musical de nuestro país. La propuesta empieza con la mirada al lienzo de Miguel Ángel del Juicio final de La Capilla Sixtina. Alguien mira el infierno. Alguien es capaz de definir aquello que ocurre alrededor. Y desde ahí saltamos a los infiernos contemporáneos de la repetición a través de Roberto Rosellini y la filósofa Simone Weil. Canela en rama por la propuesta y por la profundidad de la reflexión. Desde la periferia, nos lleva al centro de la cuestión. A la burocracia y a la repetición de nuestras sociedades que nos llevan a abismos obscenos de la perdición. 

Desde la periferia y la libertad creativa Carlos Marquerie nos trae a Federico García Lorca y su Poeta en Nueva York. En una propuesta radical y rompedora une danza, poesía, cante, marionetas y la urgencia de llevar los versos de Lorca a un estadio que los convierte en un arte en sí a través del universo que despliega en escena. Me gustó mucho, a pesar de alguna crítica, la libertad formal de este autor de ser capaz de erigir este ensamblaje poético que tiene momentos de inmensa belleza. Brilla en él de manera especial Francisco Contreras, el Niño de Elche que con su voz y a través de las canciones arropa todo el espectáculo. 

Es sabida la admiración y la cercanía de el Niño de Elche por san Juan de la Cruz. Como también supe que Carlos Marquerie tiene desde hace mucho tiempo en su cajón un proyecto de san Juan de la Cruz. Ambos, si lo llegaran a hacer juntos, y se pareciera a la magia que consiguen en el Poeta, nos llevará a disfrutar de la propuesta, seguro. Esperando que algún día llegue ese momento, mientras tanto, he podido disfrutar, para cerrar la semana, del montaje Profundo Gozo de la compañía Elfo teatro. El texto de Sofía Ugena-Sancho es hermoso y combina bien con la poesía de san Juan de la Cruz sin anularla y sin parafrasearla en demasía. Y después está José Luis Luque que pone cuerpo, voz y profundidad a un personaje nada fácil de hacer. La música interpretada con viola de gamba por Sofía Alegre hace el resto. Un montaje bonito, profundo e inspirado, como los versos de nuestro Juan, que siempre nos indica las sendas para llegar al encuentro. Al centro mismo de nosotros mismos, aunque hayamos tenido que transitar antes todas las periferias. 

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