En el Simposio organizado por la Cátedra del Cuidado Educativo Integral celebrado el 16 de abril en Zaragoza nos dimos cita más de 600 personas en modo presencial y on line: educadores, padres y madres, profesionales de la salud y de espacios socioeducativos. Tras abordar de manera poliédrica la salud mental, el neurocuidado, el uso adecuado de las nuevas tecnologías y la problemática que abre la incorporación a las redes sociales, concluimos con el siguiente decálogo:
- Somos conscientes de que habitamos un nuevo tiempo. Educadores, trabajadores sociales, psiquiatras, pediatras, psicólogos y diferentes profesionales del ámbito socioeducativo, hemos sido testigos del deterioro progresivo de la salud mental, especialmente en la infancia y en la adolescencia. Estamos desamparados ante la velocidad con la que se nos exige vivir y trabajar y, por otra parte, ante la dificultad para comprender qué nos está pasando como personas vulnerables que somos.
- Necesitamos ubicar el cuidado más allá de la moda del momento. Desde el cuidado nos vinculamos mediante lazos sólidos. Con el cuidado nos sentimos juntos y en camino. Urge en nuestros centros educativos introducir una cultura del cuidado que contenga protocolos y pautas de actuación, pero, sobre todo, que alimente y promocione valores positivos como el respeto, el buen trato y el reconocimiento mutuo.
- Reconocemos las posibilidades que nos ofrece el neurocuidado para trabajar interdisciplinarmente. Conocernos a nosotros mismos es el primer paso del autocuidado que nos impulsa a cuidar mejor a los demás. Especialmente celebramos la posibilidad de descubrir aquellas competencias blandas como la sensibilidad, la ternura o la empatía, que nos ayudan a adentrarnos en el espesor de la realidad humana. Desde ese lugar frágil y fecundo podremos actuar en el medio educativo con mayor capacidad de resolución.
- Los conflictos en las aulas y fuera del aula y el aumento del grado de violencia en algunas ocasiones son síntomas de un malestar generalizado que las distintas instituciones y profesionales abordamos desde la necesaria coordinación. Ponemos en valor, entre otras, la figura del coordinador de bienestar y protección. Solo tendrá sentido este nuevo servicio si cuenta con los recursos necesarios y si su puesta en marcha contribuye a la consolidación de redes de apoyo mutuo entre profesores, familias y alumnos, prestando especial atención a los espacios de tutoría.
- Somos, junto a las familias, educadores en el sentido más pleno, ejerciendo las distintas profesiones. Las tecnologías están al servicio de la educación y de la sociedad en su conjunto. En un tiempo marcado por el avance tecnológico hemos de saber situarnos con finura pedagógica. Será crucial no confundir los fines educativos y éticos con los medios que nos pueden ayudar, con sabiduría y prudencia, para que el aprendizaje sea más eficaz y fecundo.
- La tecnología, en general, y, específicamente en el aula, camina en función del tipo de aprendizaje que queremos impulsar. Fomentar la investigación, la curiosidad, la creatividad, el trabajo colaborativo y el rigor académico tienen en la tecnología un apoyo que debe ser administrado con fluidez y sentido pedagógico. La tecnología no es mala ni buena; es medio y es contexto. Depende de cómo la utilicemos y de cómo enseñemos a utilizarla.
- Cuando proponemos un proyecto educativo donde vamos a utilizar algún tipo de tecnología a lo largo del mismo, deberemos explicitar no solo el objetivo y contenidos propios del aprendizaje curricular, sino también el tipo de competencia tecnológica que deseamos promover entre los alumnos y alumnas y su vínculo con el aprendizaje global.
- Queremos convertir la conexión digital entre personas en oportunidades de creación de vínculos de cuidado y de construcción colectiva. La relación se halla en la base de la construcción de la persona, y más en los años de convivencia en el centro educativo. La tecnología no sustituye la relación humana, pero puede moldearla en su beneficio.
- Las redes sociales constituyen un lugar común de convivencia, exposición y comunicación, especialmente entre alumnado adolescente. Sobre ello hemos de hablar y crear criterio dentro del aula y especialmente en las tutorías. Deberemos ser especialmente cuidadosos para que las redes sociales no sean un espacio de exposición permanente para la manipulación, la extorsión y el chantaje.
- Como profesionales debemos ser referencia del buen uso de lo tecnológico, su uso responsable generando entornos seguros. Velamos por el cuidado educativo integral desde nuestro modo de estar presentes en el centro educativo. Vemos necesario compartir tiempo e información de calidad con nuestros alumnos y alumnas. El acompañamiento educativo se despliega como acompañamiento digital estando con ellos en la conexión y ofreciendo pautas adecuadas de uso. El cuidado, como prevención de daños, se hace imprescindible en nuestra esfera educativa.