Según M. Seligman y C. Peterson[1], la trascendencia es una dimensión del ser humano que le capacita para percibir su experiencia en la vida como parte de una totalidad más amplia dentro de un contexto global. Se basa en reconocer que nuestra vida está dentro de procesos más amplios dentro del espacio-tiempo que tratan de dar un sentido distinto, una dirección a la vida humana. Es en este plano donde las diferentes religiones aportan sus cosmovisiones.
Según la psicología positiva, la virtud de la trascendencia se manifiesta a través de cinco fortalezas de carácter que nos ayudan a conectar con lo que nos rodea y a proveernos de un sentido más profundo de significado y propósito en la vida. Cada una de estas fortalezas revela conexiones que van más allá de las relaciones personales y constituyen un incentivo para crear un futuro incluyente y satisfactorio. Son las siguientes:
- La apreciación de la belleza conecta a la persona con la belleza y la excelencia del mundo y de las demás personas.
- La gratitud conecta con la bondad.
- La esperanza nos relaciona con el futuro imaginado.
- El sentido del humor conecta con los problemas y contradicciones de la vida para hacer más llevaderas las situaciones angustiosas.
- La espiritualidad conecta con la realidad que late en la profundidad de la existencia, con el Misterio, con lo sagrado.
A la luz de la Palabra
Gracias a la virtud de la trascendencia somos capaces de hacernos preguntas profundas: ¿Dónde está Dios? ¿Qué he de hacer? ¿Cómo puedo ser feliz? Jesús nos ofrece una respuesta contundente:
«Cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis» (Mt 25,40).
Es más cómodo situar a Dios en el cielo. Sería demasiado peligroso descubrir a Dios encarnado en cada una de las personas que nos rodean. Pero esta es la novedad de Jesús, un mensaje radical que nos sitúa ante la vida de otra forma:
Dios es encarnación y estamos llamados a descubrirlo en las criaturas. Lo que va a decidir la suerte final no es la religión en la que uno ha vivido ni la fe que ha confesado durante su vida. Lo decisivo es vivir con compasión ayudando a quien sufre y necesita nuestra ayuda. Dios está allí donde hay hombres y mujeres capaces de amar y preocuparse por los demás.
Actividad de reflexión inspiradora
Podemos proponer a nuestro alumnado una reflexión sobre los aprendizajes que se llevan de la lectura anterior.
• La finalidad de esta actividad es que los estudiantes comprendan que la pertenencia a Cristo en la Iglesia ilumina todas las dimensiones del ser humano. Queremos que descubran y valoren que Cristo genera una nueva forma de comprender la relación del ser humano con los otros y con el Otro.
Las virtudes trascendentales permiten a la persona establecer una conexión con el universo, proporcionando sentido a su vida (Peterson y Seligman, 2004). Veamos cómo se comprende y concreta esta virtud de la trascendencia desde la óptica cristiana. Mateo en este pasaje destaca un doble diálogo que arroja una luz inmensa sobre nuestro presente y nos abre los ojos para ver cómo es nuestra existencia en el mundo, qué es lo que realmente importa y nos salva. Lo decisivo es vivir con compasión ayudando a quien sufre y necesita nuestra ayuda. Lo que hacemos con las personas que necesitan ayuda, que pasan hambre, los migrantes, las personas enfermas, lo estamos haciendo con Dios, encarnado en Jesús.
En la trascendencia cristiana, Dios se identifica con el que sufre. Este es el grito de Jesús a toda la humanidad: ¡Cuidad a los que sufren! La vida se construye ahí donde se libera a las personas del sufrimiento.
Ninguna religión será bendecida por Dios si no genera compasión hacia los últimos.
Isabel Gómez Villalba
Docente e investigadora en la Universidad San Jorge.
Centrada en la innovación educativa, investigo y diseño experiencias pedagógicas tanto para la integración y desarrollo de habilidades espirituales en el proceso de enseñanza-aprendizaje, como en el estudio y la implementación de proyectos de aprendizaje–servicio.
[1] M. Seligman y C. Peterson, Character Strengths and Virtues: A Handbook and Classification, Oxford University Press, 2004.