Fecha/Hora
04 Ago
Todo el día
Categorías
Primera lectura: Jeremías 31,31-34
Salmo 50,12-15.18-19
Evangelio: Mateo 16,13-23
Cuando Jesús llegó a la región de Cesarea de Filipo preguntó a sus discípulos:
— ¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?
Ellos contestaron:
— Unos dicen que Juan el Bautista; otros, que Elías, y otros, que Jeremías o algún profeta.
— Y vosotros, ¿quién decís que soy? —les preguntó.
Simón Pedro le respondió:
— Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios viviente.
Entonces Jesús le dijo:
— Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás, porque ningún hombre te ha revelado esto, sino mi Padre que está en el cielo. Y yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra voy a edificar mi iglesia; y el poder de la muerte no la vencerá. Te daré las llaves del reino de los cielos: lo que ates en este mundo, también quedará atado en el cielo; y lo que desates en este mundo, también quedará desatado en el cielo.
Luego Jesús ordenó a sus discípulos que no dijeran a nadie que él era el Mesías.
A partir de entonces, Jesús comenzó a explicar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén, y que los ancianos, los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley le harían sufrir mucho. Les dijo que lo iban a matar, pero que al tercer día resucitaría. Entonces Pedro le llevó aparte y comenzó a reprenderle, diciendo:
— ¡Dios no lo quiera, Señor! ¡Eso no te puede pasar!
Pero Jesús se volvió y dijo a Pedro:
— ¡Apártate de mí, Satanás, pues me pones en peligro de caer! ¡Tú no ves las cosas como las ve Dios, sino como las ven los hombres!