Fecha/Hora
04 Oct
Todo el día
Categorías
Primera lectura: Jonás 1,1-2,1-11
Salmo Jonás 2,3-5.8
Evangelio: Lucas 10,25-37
Un maestro de la ley fue a hablar con Jesús, y para ponerle a prueba le preguntó:
— Maestro, ¿qué debo hacer para alcanzar la vida eterna?
Jesús le contestó:
— ¿Qué está escrito en la ley? ¿Qué lees en ella?
El maestro de la ley respondió:
— «Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y ama a tu prójimo como a ti mismo».
Jesús le dijo:
— Bien contestado. Haz eso y tendrás la vida.
Pero el maestro de la ley, queriendo justificar su pregunta, dijo a Jesús:
— ¿Y quién es mi prójimo?
Jesús le respondió:
— Un hombre que bajaba por el camino de Jerusalén a Jericó fue asaltado por unos bandidos. Le quitaron hasta la ropa que llevaba puesta, le golpearon y se fueron dejándolo medio muerto. Casualmente pasó un sacerdote por aquel mismo camino, pero al ver al herido dio un rodeo y siguió adelante. Luego pasó por allí un levita, que al verlo dio también un rodeo y siguió adelante. Finalmente, un hombre de Samaria que viajaba por el mismo camino, le vio y sintió compasión de él. Se le acercó, le curó las heridas con aceite y vino y se las vendó. Luego lo montó en su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y cuidó de él. Al día siguiente, el samaritano sacó dos denarios, se los dio al posadero y le dijo: «Cuida a este hombre. Si gastas más, te lo pagaré a mi regreso». Pues bien, ¿cuál de aquellos tres te parece que fue el prójimo del hombre asaltado por los bandidos?
El maestro de la ley contestó:
— El que tuvo compasión de él.
Jesús le dijo:
— Ve, pues, y haz tú lo mismo.