¿PUEDE LA RELIGIÓN EXPLICAR POR QUÉ LLUEVE?

Definitivamente, no. Ni puede, ni debe. No es su misión explicar lo que es especialidad de otra rama del conocimiento, en el caso de esta pregunta, de la ciencia.

Muchas son las veces que se ha respondido mediante la religión a preguntas que no estaban formuladas para ella. Eran cuestiones relativas a los cambios de estación, al nacimiento, a la muerte, a la fertilidad, a la enfermedad, a la aparición del día y la noche, a la rotación de la Tierra y su lugar en el cosmos… El ser humano atribuía los misterios de la vida y la naturaleza a seres superiores que, con su fuerza y su poder, iban haciendo que ocurrieran todo tipo de fenómenos, mientras los seres humanos les rezaban o hacían ofrendas para que la balanza se inclinara a su favor.

El despliegue de la inteligencia humana ha conseguido dar respuesta a muchas de estas incógnitas, y gracias a la ciencia hoy comprendemos mejor cómo funciona este planeta en el que vivimos. Sí. La ciencia ha dado respuestas y ha eliminado temores, desentrañando misterios que, sin dejar de serlos (¿es que acaso no sigue siendo misterioso/asombroso, por ejemplo, el surgimiento de la vida?), han ayudado a que nos desenvolvamos con más seguridad y pragmatismo.

Pero esto no ha hecho que la religión desaparezca. Año 2021 y aquí seguimos: la gran mayoría de la población mundial, de una u otra manera, practica alguna religión o cree en Algo/Alguien. ¿No ha logrado, entonces, la ciencia explicarlo todo, y aún seguimos tirando de creencias? ¿O es que simplemente hemos descubierto que la religión sí que puede aportar algo al ser humano que no puede aportarlo ningún otro saber, como el de la ciencia? Quizás hemos estado practicando el debate equivocado. O estamos practicando un debate donde, a lo mejor, tiene más sentido el diálogo.

Si no estudiamos la métrica y sentido de un poema con los recursos de las Matemáticas, ni desentrañamos los códigos de una lengua a través de los argumentos de la Física, ¿por qué querer aplicar la ciencia para dar respuesta a las grandes preguntas, las preguntas por la felicidad y el sentido de la vida, si ya ha demostrado que no puede hacerlo?

Dice Ken Wilber en su libro Cuestiones cuánticas. Escritos místicos de los físicos más famosos del mundo:

«Entre las precauciones por adoptar para mantener separados a ambos lenguajes, el religioso y el científico, debería también incluirse el evitar todo debilitamiento de su respectivo contenido que se derivaría de cualquier mezcla de los mismos. El pensamiento religioso no puede racionalmente poner en duda los resultados científicos correctamente comprobados, y al contrario, las exigencias éticas que brotan del núcleo del pensamiento religioso no deberían ser debilitadas por los argumentos excesivamente racionales venidos del campo de la ciencia».

En mi opinión, no se trata de elegir entre una u otra, de tener que responder a la pregunta de a quién quieres más, si a papá o a mamá. ¿Por qué no quedarnos con las dos, si ambas pueden completarnos como personas? ¿Por qué no entendernos a nosotros mismos como seres constituidos por ambas dimensiones, la científica y la religiosa, (entre otras muchas) y vivirnos así, en esta riqueza, en esta apertura sin mutilaciones?

Como licenciada en CC. Químicas y profesora de Física y Química y también de Religión, el diálogo fe-ciencia me parece la gran asignatura pendiente, además de un diálogo de una enorme riqueza y profundidad. Y ese diálogo me gustaría que pudiéramos seguir haciendo juntos tú, lector, y yo en este blog.

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