«Dolores nos enseñó que no es posible pensar la fe al margen de las mujeres»
«Es la sillita que tengo en mi cuarto, de madera, la típica de convento de toda la vida, que me ha acompañado en varias mudanzas», confesó Dolores
José María Pérez-Soba: «El libro de Dolores es la mejor forma de empezar, porque es un ejemplo consumado de creatividad y de una teología diferente que sale a la calle»
Nunca se dio importancia, aunque la tiene y mucha. Pero Dolores Aleixandre ha optado por pasar por la vida con las alas de la ternura y de la sencillez. Como un ángel, pero de los ocultos en medio de un gran coro. Y así fue tejiendo su historia vital y sus libros, que rezuman su identidad más profunda hasta en sus títulos (o sobre todo en ellos). De ahí que su última obra se titule “Murmullos desde una sillita baja” (Edelvives).
El título, por supuesto, se le ocurrió a ella, porque, como suele decir, sin que le crean, “si tengo un buen título, tengo un libro”. Y el título de esta última obra la refleja como un espejo nítido. Se trata de simples “murmullos”, no de ideas ni tesis grandilocuentes. Sólo vivencias y palabra susurradas y contadas desde “una sillita baja”. Nada de sofá ni sillón de despacho. por escrito la autora, que lleva un tiempo ‘peleada’ con su voz.
Pero en la presentación, otros y otras se encargaron de ser su voz. Porque amigos le sobran, no en vano ha derramado ternura y delicadeza a raudales durante toda su vida. Y la que siembra es lógico que recoja al menos algo de los sembrado.
En la presentación telemática, actuó de anfitrión Antonio Fernández, el responsable de creación editorial de Edelvives, que, entre otras cosas, dio las gracias encarecidamente a Dolores Aleixandre por inaugurar la nueva colección ‘Memoria viva’ del sello editorial marista, que dirige el profesor José María Pérez-Soba.
El director de la Colección explicó su objetivo: “Un proyecto con la intención de mantener vivo el hilo de la memoria y de la sabiduría, que nace de la vida compartida”. La colección, que inaugura el libro de Dolores Aleixandre, trata de recoger la memoria de las personas que han vivido su vida y su fe desde los excluidos y desde la dinámica del Concilio Vaticano II. “El libro de Dolores es la mejor forma de empezar, porque es un ejemplo consumado de creatividad y de una teología diferente que sale a la calle”, explicó el director de colección.
El grueso de la presentación corrió a cargo de Elisa Estévez, profesora de la Facultad de Teología de Comillas y compañera de la autora del libro y que, junto a Fernando Rivas, es asimismo la autora del prólogo.
La profesora de Comillas comenzó retratando a su compañera Dolores: “Una mujer abierta, alegre, acogedora, dialogante, sabia, rica en experiencias y que transparenta su forma de ser. Una mujer cuya teología está entretejida de ciencia y de experiencia, ambas amasadas desde Dios y desde la gente”.
Y la comparó con la figura de la bíblica Judit y, como ella, “escuchó el paso de Dios en la historia y nos ha regalado una teología con alma, preñada de experiencia creyente”. Una teología “pastoral, que conecta la Escritura con la vida de la gente”. Y, por eso, sus libros, desde hace años, intentan una nueva inculturación de la fe. Quizás por eso (aunque Elisa no lo dijo), Dolores Aleixandre es la monja-teóloga que inspira al Papa Francisco, como el propio Papa confesó en alguna ocasión.
Además, según la profesora Estévez, Dolores Aleixandre fue una mujer pionera. Primero, por ser la primera mujer profesora en Comillas, en el año 1987-1988, “aportando al claustro de la facultad de Teología calidez y rigor, simpatía y pasión”. Y segundo, porque “nos enseñó que no es posible pensar la fe al margen de las mujeres”. Por eso, concluyó la presentadora: “Querida Dolores, es un regalo tenerte como compañera”.
Fuente: 26.05.2021 José Manuel Vidal vía Religión Digital.