“Hay tres cosas que nunca vuelven atrás: la palabra pronunciada, la flecha lanzada y la oportunidad perdida”. Este proverbio chino me sirve para ilustrar y encabezar la reflexión de hoy. Incluir citas de personas ilustres o sentencias que están cargadas de sabiduría es un recurso de comunicación que siempre debe tenerse en cuenta y que puede ayudar en nuestro propósito de hacer llegar un mensaje a nuestros escuchantes.
Pero, como todo en la vida, ni poco ni mucho. Una exposición cargada de citas puede acabar resultando tediosa, pedante, y acaba restando relevancia a las citas que se han escogido. Por eso tiene que ser un recurso dosificado.
El escritor, periodista y filósofo español Eugenio D’Ors fue quien pronunció la frase “entre dos explicaciones, elige la más clara; entre dos formas, la más sencilla; entre dos expresiones, la más breve”. Esta afirmación es la que pretende guiar mis sencillas aportaciones de este Dame dos minutos: claridad, sencillez y brevedad.
La cita tiene que ser un refuerzo, un aval a lo que uno está diciendo con sus propias palabras. Es un acudir a una fuente autorizada que reafirma lo que nosotros estamos diciendo. Es dejarte “acompañar” en tu exposición por gente ilustre que ya habló de lo mismo, pero cuyas palabras quedaron “grabadas en mármol”, por decirlo de alguna manera gráfica.
También suelen ser frases cortas que pueden incluso llegar a quedarse “grabadas en la memoria”. Otras pueden estar cargadas de humor, ironía o sarcasmo, que son matices que no pasan desapercibidos, o pueden no pasar desapercibidos para nuestros interlocutores.
Uno de mis preferidos es Groucho Marx, con frases memorables como, por ejemplo, “paren el mundo que me bajo” o aquella de “el matrimonio es la principal causa de divorcio”. Y otros genios del lenguaje son Les Luthiers: “todo tiempo pasado fue anterior.” Los recomiendo vivamente.
Tengamos cuidado de no pasarnos de eruditos y acabar resultando pedantes. Eso es importante porque afecta a la calidad de la comunicación. Por lo demás, espero no haber caído en el error que sentencia el célebre dramaturgo y crítico irlandés George Bernard Shaw, quien dijo que “el mayor problema de la comunicación es la ilusión de que se ha logrado”. Me seguiré esforzando.