UNA SOLA HUMANIDAD

Todos los seres humanos convergemos hacia el mismo Ser. La Humanidad entera expresa, cada vez con mayor frecuencia, que somos Uno. Solo nos separan las formas, compartimos la misma esencia, la unicidad del alma… ¿Seremos suficientemente sensibles para captar esta dimensión tan novedosa que nos acerca al corazón de todo y de todos? Muchas veces nos asusta relativizar las formas particulares creyendo que sin ellas perdemos identidad. Pero nuestra profundidad humana sobrepasa nuestras limitaciones.

Lo esencial no se constituye en lo externo. Las acciones son formas que no pueden descuidar su raíz. En numerosas ocasiones, los comienzos los concebimos en el hacer y no en el Ser. ¿Y si resulta un espejismo el hecho de buscar lo que realmente somos desde lo externo, desde el esfuerzo, desde la forma? ¿Y si todo fuera mucho más sencillo? Como una mancha de aceite, la vida interior se va extendiendo y fluyendo sola. Somos como semillas que sencillamente van germinando dejándose tocar por la lluvia y el sol que nos permite florecer. 

Cada día es un nuevo comienzo, ¿sabremos vivirlo así? Iniciamos un nuevo año que nos acerca a la tentación de la sobrecarga y del hacer. En nuestras agendas se abren páginas de deseos y propuestas. ¿Cuántas de ellas serán expresiones de verdadera humanidad? Todo está por hacer…  Los gestos humanitarios pueden ser interminables. Hemos de crecer en ternura y admiración; amar sin condiciones y recibir sin medida. Es tiempo de abrazar y de cuidar. 

Podemos experimentar un espacio ilimitado que solamente podemos descubrir desde el interior de cada ser humano. Existe una presencia que nos habita y que nos permite percibir la vida como un océano. Lo esencial tiene tanta vida que todas las separaciones quedan disueltas. Hay movimientos a veces casi imperceptibles, lentos y callados que generan milagros de novedad. La luz siempre busca formas diversas y en su recorrido persigue armonizar el Universo. ¿Podremos, en nuestra vida, ser luces que alcancen lo infinito? 

De cada corazón mana una energía inagotable, ¿cómo descubrir esa fuerza que no conoce distancias ni flaquezas? No debemos temer porque desde lo pequeño, el alma alcanza lo infinito; “algo sin sonido ni forma, inmutable, lo penetra todo y nunca se agota” (Tao Te Ching, XXV).  Si rompemos el velo de lo inmediato y cercano, y salimos a lo ajeno, descubriremos una vida abundante. Así, presentiremos un vuelo majestuoso que atravesará nuestro cielo hacia un espacio atemporal. Nuestra ternura es el compás que sostiene el ritmo de nuestra vida, y nuestro tiempo sigue su estela.

Podemos estar atentos a lo que ocurre y nada de lo que acontece debe transcurrir sin ser visto. ¿Somos capaces de hacer visible esa percepción? En lo profundo,  todas las tormentas y tempestades sellan en nosotros una voz que nos mantiene atentos a la compasión. Dejarnos humedecer por los acontecimientos nos conecta a la tierra que debe recibir en su fertilidad lo que más tarde dará frutos. La melodía de la vida es siempre una invitación a recoger los desconsuelos y caminar hacia la esperanza. No podemos cerrar los oídos.

Cuando somos zarandeados por la desesperanza, nos convertimos en víctimas fáciles de un mundo deshabitado y roto. Nuestra superficie puede temblar pero nuestras profundidades están sostenidas por un aliento de vida permanente; con esa voz podemos avanzar. Vivir para los demás es nuestra realización más completa; nuestra vida misma es el mayor don que podemos dar. Aunque en algunas ocasiones no encontremos la luz con claridad ni veamos hechos tangibles, la esperanza se puede ir reconstruyendo interiormente; desde ahí se abrirá un horizonte.

¿Cómo entrar cada día un poco más en este misterio de unidad con todos los seres humanos? Lo particular en la vida muchas veces no resulta fácil ni dulce pero, vivida en unidad, permite hacer más visibles infinitos gestos de esperanza y compasión. La vida está llena de pérdidas y ganancias, de altos y bajos. Pero el mundo vive un deseo de unidad escondido. ¿Podremos comprometernos a no dejar vivir estas realidades a nadie en soledad? 

Salir de nuestra pequeña realidad, de nuestro mundo cotidiano o de nuestro limitado pensamiento, nos exige ser perseverantes.  Normalmente encontramos dificultades, nos atrapamos en lo insignificante, y nos quedamos satisfechos con aceptar únicamente lo inmediato. Realmente, podemos llegar más lejos y saltar más allá de nuestras posibilidades para alcanzar, incluso, lo aparentemente imposible. Desde la serenidad de una honda quietud, se alcanza una experiencia que atraviesa lo conocido y nos lleva hacia un horizonte ilimitado.

Vivamos a punto de algo completamente nuevo, sin temor a lo desconocido, con confianza y apertura hacia algo que aún está por manifestarse. Podemos ser capaces de volar en total libertad, con serenidad y sin miedo. No podemos encontrar caminos si vivimos separados; todos somos uno. En la unidad nos reconocemos más allá de nuestras limitaciones. Estamos llamados a ser signos de unidad. Vayamos más allá. El mundo necesita avivar su fuego interior sin retrasar su ritmo de evolución. Quien teme, paraliza el alma. Todo tiene su amanecer y su lugar; podemos acompasar el ritmo y llegar más allá…

BITS (Basic Interiority Times – Tiempos Básicos de Interioridad) para la PRÁCTICA

  • La autoobservación. El primer paso para conectar con nuestro viaje interior es practicar la autoobservación. Esto implica tomar momentos del día para detenernos y observar nuestros pensamientos y emociones sin juzgarlos. Podemos llevar un diario donde anotemos lo que sentimos y pensamos, lo cual nos ayudará a identificar patrones y comprender mejor nuestras reacciones. La escritura introspectiva nos permite externalizar nuestras experiencias internas, facilitando su análisis y comprensión
  • La meditación es una herramienta poderosa para el autoconocimiento. Al dedicar unos minutos diarios a meditar, podemos aquietar nuestra mente y escuchar nuestra voz interior. Existen diferentes técnicas de meditación, desde la atención plena hasta la meditación guiada. Lo importante es encontrar la que mejor se adapte a nuestras necesidades y practicarla con regularidad. La meditación nos ayuda a centrar nuestra atención en el momento presente, lo que nos permite desconectar del ruido mental y conectar con nuestra esencia.
  • Reflexionar sobre nuestras experiencias diarias nos permite aprender de ellas y entender cómo influyen en nuestra vida. Podemos preguntarnos qué aprendimos de una situación específica, cómo nos sentimos y cómo podemos aplicar ese aprendizaje en el futuro. Reflexionar sobre nuestras experiencias nos permite identificar patrones de comportamiento y pensamiento que pueden estar limitando nuestro crecimiento y bienestar.
  • El diálogo interno produce una transformación interior porque  siendo amables y compasivos con nosotros mismos podemos desarrollar una autoestima saludable y una mayor resiliencia emocional.
  • Conectar con nuestras pasiones y valores es esencial para entender quiénes somos y qué nos motiva. Podemos hacer una lista de las actividades que nos apasionan y de los valores que consideramos más importantes. Luego, podemos buscar maneras de integrar estas pasiones y valores en nuestra vida cotidiana, lo que nos ayudará a vivir de manera más auténtica y satisfactoria. Esta exploración nos proporciona una brújula interna que guía nuestras decisiones y acciones.
  • Buscar momentos de silencio y soledad. En el bullicio de la vida diaria, es fundamental encontrar momentos de silencio y soledad para conectarnos con nuestro interior. Estos momentos nos permiten desconectar del ruido externo y escuchar nuestra voz interna. El silencio y la soledad nos ofrecen un espacio seguro para la introspección y el autoconocimiento.
  • Estar abiertos al cambio. El viaje interior es un proceso continuo que implica estar abiertos al cambio y a la transformación. Es importante aceptar los cambios con una actitud positiva y estar dispuestos a adaptarnos y evolucionar constantemente. La apertura al cambio nos permite crecer y desarrollar nuestras capacidades de manera continua.

PARA PROFUNDIZAR

  • Surfear. Aprender a vivir en la cresta de la ola. Laude. Josean Manzanos.
  • La vida es real sólo cuando yo soy. Gaia. Gurdjieff.
  • Intebioridad; una coreografía circular. Khaf. Josean Manzanos.
  • Corazón radiante. Vivir la unidad. Grano de mostaza. Jorge Lomar.