No les descubro nada si digo que los silencios forman parte de la comunicación. Por eso el uso de los silencios podríamos decir que es también todo un arte en la buena comunicación. Los que tengan unos años recordarán al Loco de la Colina, Jesús Quintero, que era un maestro de los silencios, en la radio y en la televisión.
Un silencio al comienzo atrae la atención. Cuando quieras empezar a hablar, calla. Este podría ser un consejo contradictorio, pero se entiende fácilmente. Atrae primero la atención de tu público y el silencio, que puede verse prolongado más o menos según se muestre el auditorio atento al gesto que reclama su atención.
Un silencio intencionado y sostenido. Un silencio que suponga la interrupción voluntaria de la lectura o el discurso. Un silencio que se produce tras una frase lapidaria: “e, inclinando su cabeza, murió” (Jn 19,30).
(…)
Ese espacio que yo he dejado gráficamente e intencionadamente ahora en el texto es ese silencio.
También pueden ser pequeños silencios que siguen a una enumeración de sustantivos o adjetivos a los que se quiere realzar con cada silencio: a las costas de Canarias llegan en patera hombres…, mujeres…, adultos…, jóvenes…, niños…, ancianos…, mujeres embarazadas… o con sus bebés en brazos…
Esos silencios pueden estar cargados de palabras que el mismo escuchante irá poniendo en su mente según cada caso. Esos silencios pueden completar mejor que muchas palabras lo que el discurso quiera decir.
El silencio puede usarse también después de una pregunta. No para buscar una inmediata y pública respuesta, sino para que cada cual se dé su propia respuesta sin más. Porque a veces esa es la intención, interpelar individualmente a cada uno de los que nos escuchan ¿O no?…
El silencio frente a cualquier imagen, cuadro, o escena puede ser muy elocuente. Yo soy mucho de ir a exposiciones, pararme frente a una imagen y dejar «que me hable», en silencio. Por lo tanto, el silencio combinado con una imagen también es comunicación.
Trabaja tus silencios tanto como tus palabras, ellos te harán un mejor comunicador. Y ya yo me callo.