En el ámbito educativo, el enfoque por competencias ha ganado popularidad en las últimas décadas. Su misión: preparar a los estudiantes con habilidades concretas para enfrentar el mundo laboral. Parece lógico, ¿verdad? En un mundo donde el mercado laboral es cada vez más exigente y cambiante, ser competente es una carta de presentación valiosa. Pero, ¿es esto suficiente?
Wilmer Silva y Johanna Mazuera, en su artículo publicado en la Revista Electrónica de Investigación Educativa (2019), nos invitan a cuestionar esta premisa. Nos recuerdan que la educación no debería limitarse a formar “trabajadores competentes”, sino a desarrollar personas capaces de elegir y actuar en busca de una vida plena y significativa. Aquí es donde entra en juego la perspectiva de Martha Nussbaum, quien propone un enfoque educativo basado en el desarrollo de capacidades.
De las competencias a las capacidades
Para entender la diferencia, imaginemos dos rutas educativas. La primera, basada en competencias, se centra en enseñar a los estudiantes a realizar tareas específicas, como resolver problemas matemáticos o comunicarse efectivamente en otro idioma. Es un camino que busca la eficiencia y la preparación para el empleo. La segunda ruta, el enfoque de capacidades, se preocupa por algo más profundo: formar personas libres y capaces de pensar críticamente, de empatizar con otros y de encontrar sentido en su vida.
Según Nussbaum (2012), las capacidades van más allá de lo que una persona puede hacer; se refieren a lo que es capaz de ser. No se trata solo de saber hacer un trabajo, sino de poder elegir cómo vivir, de tener la libertad para tomar decisiones que nos lleven a una vida que consideremos valiosa. Este enfoque no rechaza el aprendizaje de competencias, sino que lo integra en una visión más amplia del desarrollo humano.
Hacia una educación transformadora
El reto es, entonces, cómo podemos construir una educación que no se limite a enseñar competencias, sino que también promueva el desarrollo de capacidades. Silva y Mazuera nos proponen replantear el papel de la escuela, no como una fábrica de habilidades útiles para el mercado, sino como un espacio de crecimiento integral, donde se fomente el pensamiento crítico, la creatividad y el compromiso social.
Para que esto sea posible, es fundamental cuestionar los modelos actuales y abrirnos a nuevas maneras de entender el aprendizaje. Desde el enfoque de las capacidades, las personas no son objetos productivos en función de las necesidades del mercado económico sino sujetos con posibilidades, dueños de sus acciones y del rumbo de sus vidas, mejorando las condiciones de acceso y dándole un lugar privilegiado a los derechos y a las libertades individuales: «No es la productividad el sello de lo humano, sino el devenir de la dignidad misma» (Silva, 2016, p. 97).
Un reto con visión de futuro
Implementar el enfoque de capacidades no es un camino sencillo. Supone repensar profundamente nuestra manera de concebir la enseñanza, transformando las políticas educativas y renovando las prácticas pedagógicas en nuestras aulas. No se trata simplemente de añadir nuevas asignaturas o cambiar los contenidos, sino de poner en el centro el desarrollo integral del ser humano.
Es un desafío ambicioso, pero también una oportunidad inigualable. Al replantearnos qué tipo de educación queremos ofrecer, no solo estamos formando futuros profesionales, sino también ciudadanos conscientes, personas capaces de contribuir a la sociedad de manera significativa. Se trata de educar para que cada individuo pueda desarrollar su potencial y elegir su propio camino en un mundo diverso y complejo.
En definitiva, el verdadero propósito de la educación no es solo enseñar a hacer, sino también a ser. Acompañar a cada persona en la construcción de una vida plena y con sentido es, sin duda, el mayor logro que podemos alcanzar como educadores. Y esa es la visión que nos ofrece el enfoque de capacidades: una educación que inspire, transforme y, sobre todo, humanice.
Nussbaum, M. (2006). El ocultamiento de lo humano: repugnancia, vergüenza y ley. Buenos Aires, Katz.
Nussbaum, M. (2012). Crear capacidades. Propuesta para el desarrollo humano. Barcelona, Paidós.
Silva, W. (2016). Homo capax. Hacia una filosofía de la educación. Bogotá, Aula de humanidades/ Bonaventuriana.
Silva, W. H., & Mazuera, J. A. (2019). ¿Enfoque de competencias o enfoque de capacidades en la escuela? Revista Electrónica de Investigación Educativa, 21, e17, 1-10. https://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1607-40412019000100117#fn1
Isabel Gómez Villalba
Docente e investigadora en la Universidad San Jorge. Centrada en la innovación educativa, investigo y diseño experiencias pedagógicas tanto para la integración y desarrollo de habilidades espirituales en el proceso de enseñanza-aprendizaje, como en el estudio y la implementación de proyectos de aprendizaje–servicio.