TRANSFIGURARSE. La basílica de la Transfiguración es uno de los lugares más especiales que tuve la ocasión de visitar en mi viaje a Tierra Santa. Un espacio, el monte Tabor, que, a pesar de todos los cambios que haya sufrido, sigue manteniendo la esencia primigenia de aquella experiencia que tuvieron los discípulos camino del calvario. Esa presencia de Dios para hacer presente a su Hijo amado y señalar el destino hacia el que caminaba. Los discípulos, sin embargo, no supieron entender el significado profundo de ese mensaje que era de aprobación y de situación. Cuando se nos nombra, se nos elige, se nos marca, a la par, se nos sitúa. Pervertimos la fe cuando perdemos de vista tocar la tierra. Nuestro Dios es un Dios situado, en su Hijo Jesucristo, hecho hombre y carne, con un destino de pasión y muerte, que se abrirá en la resurrección. El deseo de los discípulos de hacer tres tiendas y quedarse allí es la tentación de resituarse, de conservar esa experiencia en una burbuja, de no querer aceptar, por desconocimiento, la verdad de lo que aquel gesto quiso decir. Aún nosotros seguimos cayendo en la tentación de montar nuestros chiringuitos y lamernos nuestras heridas, mientras ahí fuera, necesitan hombres y mujeres que acompañen, alienten y salven. Ese es el camino de Jesús, ese es el lugar, el sitio de la misericordia #segundodomingodecuaresma
EL AMOR PRIMERO. A veces nos pasamos la vida entera en el lado equivocado. Dejamos pasar el tiempo sabiendo que nuestra vida quizás esté en otro lugar, con otra gente, con otro rumbo. Muchas obras hablan del amor escondido en el silencio de unas cartas o en lo profundo del corazón. Recuerdo El desencuentro, la novela de Fernando Schwartz que ganó el premio Planeta. O la película de @isabel.coixet A los que aman. Ella es una maestra en esas cosas que nunca decimos… o en la canción de Víctor Manuel ¿A dónde irán los besos? O en esa joyita de la cartelera actual #pastlives Tantas referencias nos apuntan a una experiencia universal, que se repite, que fluye en la historia como un torrente. Me acuerdo de ese amor primero del que hablan los místicos, y comparto con Carmen la certeza de que el futuro “a vida eterna sabe” como diría fray Juan.
La vida va construyéndose como un mosaico que tiene piezas distintas, aparentemente desiguales, pero que llevan a formar una armonía. A veces intentamos ver la vida como un puzle, donde todo tiene su espacio, su lugar, su orden. El camino de Cuaresma nos lleva a la sorpresa, a la vida, al asombro. Si nos quedamos en lo pautado quizás estemos perdiendo lo más hermoso de esta tarea que es vivir.
LA MIRADA. A veces solo hace falta una mirada más allá de la realidad para descubrir maravillas. Es tan importante la atención y la mirada que ahí nos jugamos la propia vida. Mirar, descubrir, sentir que lo que está a nuestro lado nos mira también y nos hace viajar más allá. El arte está al alcance de la mano si sabemos mirarlo.
Detrás de cualquier obra artística están las pruebas, los errores, las indecisiones, el no saber sabiendo, el hoy lo veo bien y mañana me parece una mierda, el ir dejando huellas del proceso que es como el vivir, el que vamos haciendo cada día aunque no queramos, el que se construye al compás de la propia existencia. Vivir es un arte también, el de conseguir generar belleza de lo cotidiano.
Acojo esta oración de san Juan de la Cruz “Concédeme, oh Cristo, un ordinario apetito de imitarte en todas tus cosas, conformándome con tu vida, considerándola para saberla imitar y haberme en todas las cosas como te hubieras tú. Ayúdame por tanto a renunciar a cualquiera gusto que no sea puramente para honra y gloria de Dios y esto por amor tuyo, oh Jesús, que en esta vida no tuviste otro gusto, ni le quisiste, que hacer la voluntad de tu Padre, lo cual llamabas tu comida y tu manjar”. Primer viernes de marzo, primer día del mes.
Vuelvo a Madrid desde el sur, en el tren leo la obra de @chevereteatro N.E.V.E.R.M.O.R.E. y me encuentro con este párrafo en una de las partes del texto. Me llama la atención los hilos que pueden liar la madeja de cualquier realidad en la actualidad. La globalización como madeja enredada por empresas, dinero y fondos buitre. Las responsabilidades en el aire cuando vienen los problemas, la falta de previsión, las fotos de perfil, y el desastre que sigue incidiendo la debilitada tierra que se nos agota. El texto de esta compañía es incisivo y se une a la realidad de la pandemia desde la que se escribe. Desde ahí se hace un ejercicio de memoria que desarma. Teatro documento que leído tiene su fuerza y ayuda a seguir manteniendo la conciencia de que la complejidad tiene un rostro que siempre mira a otro lado cuando lo que hay que hacer es dar la cara.
“Si Wells imaginó en La guerra de los mundos que la única defensa contra los invasores que atacaron la Tierra desde Marte eran las bacterias de la putrefacción, ahora solo puedo imaginar que un día, en un lugar remoto, un animal salvaje pasará a los humanos un virus contra el que no tendremos defensas”.
SOMOS POCA COSA. Ayer tuve la suerte de asistir junto a Carlos Aladro a #inactuales de @alakran.ch nunca había visto su trabajo y me impresionó la hondura de la pieza a la par que la dificultad para entrar en ella. A veces nos cuesta entrar en lo desconocido… como diría fray Juan, en la espesura… Esta invitación a la confianza, a la fraternidad, a la paz, desde un posicionamiento claro me gusta. No podemos pasar de perfil ante la realidad. Sabiendo que “somos poca cosa”, débiles, vulnerables, grotescos, payasos… y ahí, en esa pequeñez, en reconocerse como tal, está la grandeza de encontrarse a sí mismo y conquistar la realidad.
