UN MANIFIESTO PARA EDUCAR CUIDANDO

El pasado 13 de abril celebramos el I Congreso del Cuidado Educativo Integral en Zaragoza. Al final del mismo se proclamó este Manifiesto elaborado por la comisión mixta de la Cátedra del Cuidado Educativo Integral, compuesta por los profesores de la Universidad de Zaragoza Jacobo Cano y Sandra Vázquez, y, por parte de Fundación Edelvives, Araceli Galán y yo mismo. En este texto ofrecemos nuestras convicciones y esperanzas.

  • MANIFESTAMOS que somos conscientes de estar viviendo tiempos complejos para la educación y la convivencia. Nos sentimos cansados y, en ocasiones, desamparados. Al mismo tiempo, seguimos creyendo que la educación alienta nuestra esperanza de forjar personas libres y responsables desde la Educación Infantil hasta el Bachillerato y la Formación Profesional, poniendo en valor a los centros de educación especial y a la escuela rural.
  • CREEMOS en nuestra vocación educativa y somos conscientes de que podemos afrontar los enormes retos de nuestro tiempo si ponemos el cuidado de la vida en el centro. Un cuidado que atraviesa personas, procesos y estructuras renovando la calidad de nuestra docencia, la innovación y el aprendizaje significativo y profundo.
  • AGRADECEMOS los cuidados recibidos a lo largo de nuestras vidas. En buena parte somos el resultado de los vínculos amorosos que nos preceden y que han depositado en cada uno de nosotros familiares, maestros y tantas personas de referencia. En ellas hemos descubierto el verdadero rostro del cuidado.
  • ESTAMOS LEJOS de esa idea del cuidado que dulcifica la realidad o se convierte en nuevo lema publicitario que todo lo invade. Asumimos el cuidado como la posibilidad de construir una escuela alternativa al dominio frente al otro, a la competitividad sin freno y al triunfo del individualismo. Proponemos espacios de encuentro, colaborativos, interdisciplinares, poniendo como protagonistas de su aprendizaje al alumnado.
  • RECONOCEMOS las buenas prácticas del cuidado a través del acompañamiento y la tutoría, las experiencias docentes innovadoras, las investigaciones que nutren de evidencias la mejora de la educación y tantas semillas de cuidado que se han compartido a lo largo de este día (prevención del acoso, empoderamiento del alumnado, trabajo en red o inteligencia colectiva para la mejora de la convivencia, entre otras).
  • ESCUCHAMOS al cuidado que no nos saca del conflicto, sino que nos introduce en él de una forma no violenta, construyendo con delicadeza espacios seguros. Así, el cuidado nos aproxima al duelo, al abuso o al acoso con la mirada puesta en el bien hacer y en el bien querer. El cuidado huye tanto de la revancha como de la indiferencia. Frente a la confrontación destructiva, el cuidado tiende puentes, sin olvidarse de ponerse al lado de las personas vulnerables.
  • CONSIDERAMOS urgente promover una cultura del cuidado en nuestros centros e instituciones educativas, que nace del cultivo de los valores que dignifican a cada persona. Las normas y protocolos tienen sentido si están precedidas por una atmósfera de sensibilización ante el buen trato, la prudencia y el respeto.
  • TRABAJAMOS por desarrollar competencias transversales que fortalezcan la voluntad en medio de un mundo líquido. Promovemos el reconocimiento como una forma de sacar de la invisibilidad a los que no son vistos o son arrinconados. En nuestros centros e instituciones, nuestro lema diario es que “tu vida me importa”.
  • NECESITAMOS vincular el cuidado junto con la justicia social. Queremos educar en la ciudadanía ecosocial, que ayuda a habitar el mundo con una mirada global y con una sensibilidad hecha de gestos concretos y cercanos: el cuidado de la palabra, saludar al otro, pedir perdón, resolver pacíficamente los conflictos, empoderar al que está o se siente solo, o movilizarse ante la emergencia climática.
  • APUNTAMOS hacia el necesario cambio de referentes en la educación y en nuestro mundo. Queremos direccionar la educación hacia el cuidado superando la búsqueda del éxito personal a cualquier precio o el hambre de consumismo. Necesitamos mirar alto y lejos y distanciarnos del cortoplacismo que nos ciega.
  • ASUMIMOS la importancia del liderazgo en los centros educativos. Un liderazgo más estratégico que programático, más ético que normativo, más colaborativo que individualista, más servicial que dirigente. Un liderazgo, en fin, que humaniza relaciones, espacios y procesos.
  • Finalmente, creemos que «ESTAMOS ante un momento crítico de la historia de la Tierra en el cual la humanidad debemos elegir nuestro futuro”. Así comienza el Preámbulo de la Carta de la Tierra proclamado en el año 2000.
  • De nosotros, educadores y gestores de la educación, depende poner en el centro el cuidar y el cuidarnos. Nos animamos a poner nuestra esperanza en el cuidado educativo integral comprendido como una nueva manera de ordenar el mundo. Apostar por el cuidado es darnos esperanza para un futuro mejor, con el que hoy, desde este Congreso, renovamos nuestro compromiso.

Que así sea.

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