El trabajo en equipo o el civismo son fortalezas personales relacionadas con la virtud de la justicia. Esta virtud hace referencia a las relaciones entre una persona y la sociedad. Somos seres relacionales que desarrollamos nuestra vida en comunidad, en grupos sociales básicos, donde ponemos en práctica esta fortaleza cívica del trabajo en equipo: la familia, los amigos, el grupo de clase, en el barrio, etc. Poco a poco vamos aprendiendo a convertirnos en miembros activos de la comunidad. Participamos más en lo que nos rodea, nos sentimos más realizados y elaboramos un sentido a nuestras vidas aumentando nuestra conexión con las personas que nos rodean.
A la luz de la Palabra
Si bien las palabras trabajo en equipo no aparecen en la Biblia, la Palabra de Dios contiene mucha información sobre cómo trabajar juntos. A la luz de la Palabra, comprendemos que no somos autosuficientes, nadie tiene todas las habilidades, dones o sabiduría necesarios para resolver por sí mismo todas las situaciones y desafíos que afrontamos cada día. La Biblia nos invita a usar los dones que recibimos, los talentos y las inclinaciones únicas de nuestra naturaleza creada, para servirnos unos a otros con amabilidad, respeto y aprecio.
Pues, lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, así es también Cristo. Pues todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo (1 Cor 12,12-13).
Pues bien, vosotros sois el cuerpo de Cristo, y cada uno es un miembro (1 Cor 12, 27).
Actividad de reflexión inspiradora
Teniendo en cuenta esta enseñanza de la Biblia, podemos proponer a los estudiantes que expliquen cómo ha de ser el trabajo en equipo y qué características lo identifican.
Una de las finalidades de esta actividad bien podría ser que comprendan y valoren la raíz de la unidad y santidad de la Iglesia, y que descubran en ella una forma de trabajar con otros por un mundo mejor. Queremos que sirva como fuente de inspiración y para dar sentido a nuestro trabajo en equipo realizado durante las situaciones de aprendizaje desarrolladas a lo largo del curso.
Para profundizar: Diversidad de miembros, pero un solo cuerpo
El apóstol quiere presentar a la Iglesia como el cuerpo total de Cristo. Un cuerpo del que se afirma una pluralidad diversificada de miembros, cada uno con su carisma peculiar. No basta que los miembros sean varios, se precisa que sean variados y que sean distintos; miembros que se necesitan entre sí y se preocupan los unos de los otros. Está claro que, si bien Pablo utiliza la comparación con el cuerpo humano, el punto de mira es siempre la Iglesia, cuerpo de Cristo, en la que la unidad fundamental y el pluralismo carismático deben ser aspectos complementarios. Ni una estéril uniformidad, ni una inoperante dispersión, lo que se precisa es solidaridad, participación y corresponsabilidad.
Por encima de todos los carismas, afirmará Pablo, estará el amor.
Isabel Gómez Villalba
Docente e investigadora en la Universidad San Jorge.
Centrada en la innovación educativa, investigo y diseño experiencias pedagógicas tanto para la integración y desarrollo de habilidades espirituales en el proceso de enseñanza-aprendizaje, como en el estudio y la implementación de proyectos de aprendizaje–servicio.