LA PRUDENCIA

La prudencia es una de las fortalezas cognitivas englobadas en la virtud de la templanza. Es una orientación hacia nuestro futuro personal, una forma de razonamiento práctico y autogestión que ayuda a lograr los objetivos individuales a largo plazo de manera eficaz.

Las personas prudentes son previsoras y tienen en cuenta las consecuencias de sus acciones y decisiones. Resisten con éxito los impulsos de expresarse o de hacer ciertas elecciones que satisfacen metas a corto plazo, a la expectativa de lograr metas a largo plazo. Estas personas tienen un enfoque flexible y moderado de la vida. Y luchan por el equilibrio entre sus objetivos y sus metas.

En este inicio de curso invitamos a cultivar la fortaleza de la prudencia. Desde la clase de Religión nuestros estudiantes podrán descubrir cómo hay virtudes, fortalezas personales y valores que son potenciados por la diversidad de las tradiciones religiosas, como es el caso de la prudencia, la templanza y la armonía interior.

A LA LUZ DE LA PALABRA

Hay fortalezas personales que son auténticas joyas que nos adornan. Son esos rasgos especiales de nuestra personalidad que irradian de lo profundo de nuestro ser, de nuestras convicciones y de nuestra cercanía a Dios. Esas características actúan como imanes que atraen a los demás haciéndoles sentir tranquilos y a gusto a nuestro lado.

Esto es lo que sucede con la prudencia y la discreción. Decimos que una persona es prudente y discreta cuando se comporta con sensatez, con sensibilidad y es cautelosa al emitir juicios. Ese es el tipo de conducta que agrada a Dios y que beneficia nuestra vida porque nos ayuda a vivir en paz con nosotros mismos, ante Dios y ante los demás.

Hijo mío, no las pierdas de vista, conserva la prudencia y la reflexión: serán ellas tu aliento vital, serán el adorno de tu cuerpo. Así caminarás confiado y no tropezará tu pie. Podrás descansar sin temor, dormir con un sueño relajado. No temerás el terror repentino ni el ataque de los malvados cuando llegue, pues el Señor estará a tu lado y librará tu pie de la trampa (Prov 3,21-26).

ACTIVIDAD DE REFLEXIÓN INSPIRADA

Podemos proponer un primer momento en el que cada alumno/a reflexione de manera meditativa sobre la enseñanza del texto bíblico. Podemos orientar su reflexión preguntándoles: ¿qué beneficios obtienen aquellas personas que se comportan con prudencia?

Posteriormente, les proponemos que compartan en asamblea sus respuestas. Les preguntaremos sobre la conexión que puede tener esta fortaleza no solo con la fe cristiana sino también con otras tradiciones religiosas, como la budista. Recordemos que el óctuple sendero del budismo requiere un sentido de persistencia y prudencia en la aplicación.

La finalidad de esta actividad es que el alumnado reflexione sobre la fortaleza de la prudencia a través de un texto bíblico para que descubran la importancia y la actualidad de la Sagrada Escritura en la vida de todas las personas. Queremos que adquieran el hábito de reflexionar buscando el bien ante las elecciones que se les ofrecen. Y que descubran elementos y valores comunes de las religiones.

El capítulo 3 de Proverbios es una exhortación a la sabiduría. Dios es la fuente de toda sabiduría y cuando nos aferramos a él, recibimos su guía y su orientación para todo lo que debemos hacer o decir. Esa actitud nos inspira a tener buen juicio y a actuar con prudencia y discreción.

PARA PROFUNDIZAR

Los beneficios de la prudencia según la lectura propuesta (Prov 3,21-26):

  • Prov 3,21-22. Aporta belleza y vida. Permite que la verdadera vida, la que surge de una relación personal con Dios, fluya a través de Él, adornando todo lo que hace o dice. Es así como lleva bendición y ánimo a los que encuentra en su camino. Para el cristiano, Jesús es modelo de prudencia, busca en él la sabiduría necesaria para cada momento.
  • Prov 3,23. Aporta tranquilidad y firmeza. Experimentamos paz y tranquilidad cuando es Dios quien orienta nuestros pasos. No vamos acelerados por la vida. Pisamos el camino con firmeza porque seguimos el ritmo de los pasos del Maestro.
  • Prov 3,24. Aporta paz interior y buen descanso. La prudencia nos libera del temor que nos invade cuando sabemos que hemos actuado o hablado dejándonos llevar por nuestras emociones e impulsos. Saber que hemos permitido a Dios gobernar sobre nuestras emociones y actitudes nos ayuda a disfrutar de paz interior.
  • Prov 3,25. Aporta libertad ante el temor. La persona prudente no permite que el temor domine sus sentimientos ni sus pensamientos. Lleva todo ante el Señor, guarda su Palabra y sus promesas en su corazón y confía en él. Sabe que la vida puede traer sorpresas no deseadas, pero su confianza en el amor y el cuidado de Dios Padre le ayuda a superar el miedo.
  • Prov 3,26. Todos los beneficios mencionados los recibe quien actúa con prudencia porque disfruta de la presencia de Dios en su vida.

Isabel Gómez Villalba
Docente e investigadora en la Universidad San Jorge.
Centrada en la innovación educativa, investigo y diseño experiencias pedagógicas tanto para la integración y desarrollo de habilidades espirituales en el proceso de enseñanza-aprendizaje, como en el estudio y la implementación de proyectos de aprendizaje–servicio.