A la hora de trabajar en lenguaje digital o con dispositivos tecnológicos hay una serie de dudas que asaltan a todo usuario: ¿Estaré eligiendo bien el recurso? ¿Es adecuada esta metodología? ¿Y si el alumnado se centra más en el continente que en el contenido? ¿Desvirtúa este recurso lo que quiero transmitir?
Todas estas incertidumbres son muy normales, sobre todo si se tiene en cuenta que la práctica docente o educativa genera unas expectativas altas en las que la mirada se centra casi de forma exclusiva en el profesorado y en su capacidad de saber elegir cada variable en su tarea. Nada de ello es ajeno, por otra parte, a la enseñanza religiosa escolar que, como una más de las asignaturas con presencia en la educación del siglo XXI, ha de actualizarse para estar a la vanguardia en todos los aspectos; también en la digitalización de los procesos de enseñanza-aprendizaje.
En este sentido podemos señalar una serie de aspectos de interés que podrían ser de utilidad a la hora de elegir una herramienta TIC, un recurso digital o un dispositivo concreto. Seguidamente pasamos a exponerlos:
- Con claridad en los objetivos a los que se pretende llegar es más sencillo seleccionar cualquier recurso. Esto quiere decir que las ambigüedades en el mensaje a transmitir pueden distorsionar el sentido del mismo, con lo que las metas prefijadas no podrán lograrse. Una buena estructuración de contenidos, con una secuenciación coherente y una clarificación de los aprendizajes contribuyen positivamente en el acierto de la elección de la metodología seleccionada.
- Una herramienta ha de ser siempre facilitadora de la labor docente. No se debe seleccionar aquello que complique la tarea o sea demasiado complejo a la hora de editar, crear o, simplemente, utilizar. Existen muchos y muy variados recursos que son suficientes para poder elegir de entre ellos los menos complicados de usar y que respondan a nuestras necesidades en un momento concreto.
- Es esencial tener una buena formación tecnológica a la par que suficientes conocimientos de los recursos TIC que pueden ser de interés para una práctica educativa eficaz, motivadora e innovadora. El profesorado de ERE debe tener una destreza manipulativa idónea para saber manejar lo que selecciona, con el dispositivo elegido y en un lenguaje digital competente.
- Tener un dossier de herramientas lo suficientemente variado y versátil es muy interesante. Por ello un buen reciclaje y una actualización constante de recursos confiere una mayor seguridad a la hora de elegir los más adecuados. Hay que estar siempre alerta ante posibles novedades o nuevos productos que puedan aparecer para, si encajan en nuestras pretensiones, recurrir a ellos sin dudarlo.
- Comparar, intercambiar opiniones con otros docentes y conocer nuevas experiencias educativas en el ámbito de la enseñanza religiosa escolar con enfoque digital ayuda siempre a la hora de seleccionar los recursos. Un material o una dinámica ya puesta en práctica con una herramienta determinada siempre será inspiradora para acometer nuevos retos en el aula. De igual modo, compartir nuestras creaciones cristalizará en una mejora a niveles superiores.
- Ser prácticos, es decir, tener siempre en cuenta a los destinatarios de nuestras creaciones o composiciones y que han de comprender hacia dónde queremos guiarles. Muchas veces una herramienta TIC no es necesaria porque lo analógico ha demostrado ser más eficaz y facilitador para conseguir la adquisición conceptual predefinida.
- No desvirtuar el mensaje que queremos transmitir. Ningún recurso, tecnológico o de otra índole, puede ser más importante que el contenido al que viste o envuelve. Por ese motivo los anteriores puntos indicados son tan importantes para que todo ese proceso selectivo redunde en una clase de Religión que preserve su esencia.
Seleccionar recursos metodológicos no es sencillo en ninguna circunstancia. Sin embargo, con la ayuda de pautas coherentes, el éxito de la selección está mucho más cercano. Todo, como siempre, requiere de esfuerzo, paciencia, superación, constancia y una marcada vocación. Además, debe existir un total convencimiento de que la asignatura bien merece que el educador encargado de llevarla al aula se identifique con el Mensaje que transmite. Ese el mayor garante. El mejor recurso.