«Nadie puede hacerme daño»

ACTO DE CUIDADO O REPARACIÓN

(UN MODO DE AUTO-OBSERVARNOS)

Ponte en la Presencia del Señor Jesús.

Respira. Haz silencio.

Reconoce que el conflicto, «lo que te duele», está dentro de ti.

Te invito a tomar conciencia de lo que eres, de lo que acontece en ti, de lo que te limita….

Quiero que te cuides, que te observe, que te repares, «si hay algo que reparar», claro…

Lee en el Evangelio de Lucas 19,1-10

y confróntate con Zaqueo y su modo de tomar conciencia de su vida…

En aquel tiempo, entró Jesús en Jericó y atravesaba la ciudad. Un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de distinguir quién era Jesús, pero la gente se lo impedía, porque era bajo de estatura. Corrió más adelante y se subió a una higuera, para verlo, porque tenía que pasar por allí. Jesús, al llegar a aquel sitio, levantó los ojos y dijo: «Zaqueo, baja en seguida, porque hoy tengo que alojarme en tu casa».

Él bajó en seguida, y lo recibió muy contento. Al ver esto, todos murmuraban diciendo: «Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador». Pero Zaqueo se puso en pie, y dijo al Señor: «Mira, la mitad de mis bienes, Señor, se la doy a los pobres; y si de alguno me he aprovechado, le restituiré cuatro veces más». Jesús le contestó: «Hoy ha sido la salvación de esta casa; también éste es hijo de Abrahán. Porque el Hijo del Hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido».

¡Si no hay conciencia y acción, no hay aprendizaje y si no hay aprendizaje no hay cambio!

Fíjate en Zaqueo:

Si no se sube al árbol, no hay presencia, -posibilidad de encuentro-.

Si no entra Jesús en su casa, no hay apertura.

Si no devuelve lo que ha robado, no hay aprendizaje.

Mírate:

Necesitas TU PRESENCIA. Reconocer tu AQUÍ Y AHORA.

Necesitas TU APERTURA. Dejar que la vida FLUYA sin JUICIO a tu persona.

Necesitas TU APRENDIZAJE. Ver las cosas de OTRA FORMA. Mente abierta.

Necesitas TU ESTADO. Estar bien. Centrado/a. ¡Tú eres tu estado!

Necesitas TU AMOR. Sentir que eres amado/a, aceptado/a e incluido/a.

La vida empieza en ti. ¡Cuidándote!

Como empezó un día en Zaqueo. Jesús te acompaña.

Cualquier cambio empieza por cambiar tu manera de pensar:

Expresa lo que necesitas mirar, cuidar, reparar:

Piensa en «algo», que todavía no te has perdonado.

Tráelo delante de ti.

Revive la situación: Oye, siente, mira… Respira profundo.

… Ponlo enfrente de ti y observa la situación. En ese momento, con esos aprendizajes de vida y ese estado, ¿Podrías hacer algo diferente? No, no puedes hacerlo en ese instante. Y, ahora, ¿cuál es tu intención positiva para ti en ese instante? Seguramente  es estar bien.. Desde ahí mírate con amor y date cuenta que con ese estado y esos aprendizajes, no supiste hacer nada mejor en ese momento de la vida.

… Dale la bienvenida. ¡Si estás bien, no puede hacerte daño!

Deja que aparezca otro momento o circunstancia en el que te has sabido perdonar y amar, a pesar de las limitaciones.

… ¿De qué se trata? ¡Que salga la emoción!

No intentes comprender nada. ¡Siente! Para entender debes experimentar.

… Lleva el estado de conflicto, es decir, «lo que necesitas reparar», a la situación reconocida como positiva. ¿Te ves ahí? Escucha, sin diálogo interno. Tú eres el/la responsable de tu estado.

Permíteme recordarte que no hay fracasos, hay resultados.

Mírate con amor y sé compasivo/a contigo mismo/a..

Aquello que hiciste, lo realizaste lo mejor que supiste, en aquel momento.

Considera que detrás de «aquel» instante, hubo una intención positiva.

… Es el momento de perdonarse, mirarse con amor y darse cuenta que podrás tener otro resultado si aprendes y haces cosas diferentes y mejoras tu estado.

… Verbalízala.

Quiero que te des cuenta de los patrones y ataduras que te impiden crecer y evolucionar.  No intentes cambiar un comportamiento. Ve a cambiar la creencia, que se ha instalado en ti, limitándote… Es el momento de abrir tu manera de pensar, de buscar otros puntos de vista, de darle la bienvenida a otros significados

Posees los recursos necesarios para realizar cualquier cambio.

Perdónate para volver a mirarte con amor.

Si lo consigues…

Es cuando puedes pedir perdón a los demás, aceptar el perdón de los otros y saborear el perdón y la misericordia de Dios.

Solo desde el acto de perdonarte a ti, podrás perdonar a otros.

Y, desde ese amor, llega el momento de aprender qué cosas nuevas puedes hacer la próxima vez, en qué estado puedes sostener esa situación compleja…

Piensa que no hay problemas, solo hay situaciones complejas que no he sabido resolver…

Y, ahora, todo tiene un precio, piensa o pide cuál es el precio de esa actuación y págalo, permitirá equilibrar la relación y salir airoso/a hacia delante…

Y, recuerda, pon todo lo aprendido en acción, es la forma más adecuada de crecer y no volver a caer en los mismos comportamientos. «Solo puedes cambiar un resultado si haces cosas diferentes».

¡Este es el ACTO DE REPARACIÓN Y DE CUIDADO PERSONAL que te propongo!

Él es Fiel y te Sostiene. Confía.

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