La humanidad
La humanidad es una virtud asociada a la ética básica del altruismo derivada de la condición humana. También simboliza el amor humano y la compasión hacia los demás. La humanidad reúne aquellas fortalezas interpersonales que se centran en el cuidado de los demás: el amor, la amabilidad y la inteligencia social.
La diferencia entre la virtud de la humanidad y la virtud de la justicia radica en que la humanidad se refiere a la relación de una persona hacia otra persona (interpersonal) mientras que la justicia hace referencia a la relación entre una persona y la sociedad (social o cívica).
A la luz de la Palabra
El amor mutuo es la esencia del discipulado de Jesús y su única manifestación auténtica.
Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros; como yo os he amado, amaos también unos a otros. En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os amáis unos a otros (Jn 13, 34-35).
Este mandamiento sobre el amor mutuo, considerado como el principio básico de la vida cristiana, no se queda en una bella teoría, sino que se encarna en un amor concreto, operante y comprometido con las necesidades del prójimo. Un amor que nace de la experiencia de sentirse amado por Dios y que, a la vez, refleja ese amor de Dios.
Pero si uno tiene bienes del mundo y, viendo a su hermano en necesidad, le cierra sus entrañas, ¿cómo va a estar en él el amor de Dios? Hijos míos, no amemos de palabra y de boca, sino de verdad y con obras (1 Jn 3, 17-18).
Este amor no se encierra en uno mismo, sino que irradia en forma de amabilidad y bondad hacia los demás, en un movimiento en el que se antepone el bien del prójimo al de uno mismo, generando así una nueva lógica y dinamismo social.
No os encerréis en vuestros intereses, sino buscad todos el interés de los demás. Flp 2, 4
Actividad de reflexión inspirada
Jesús habla del amor entre las personas como un mandamiento nuevo. ¿Pero dónde radica esta novedad? Te ayudará a responder esta pregunta si reflexionas sobre tres aspectos de este amor: su origen, su modo de desarrollarse y su finalidad.
La finalidad de esta actividad es descubrir la raíz que fundamenta y orienta esta virtud en los cristianos. Encontrar en la Sagrada Escritura un fundamento sólido para identificar y cultivar la virtud de la humanidad y las fortalezas interpersonales que están asociadas a ella: el amor, la amabilidad y la inteligencia social. Queremos que nuestro alumnado descubra y valore que Cristo genera una forma nueva de usar la razón y la libertad, y que con él se inaugura un mandamiento nuevo que marcará las relaciones entre las personas: este mandamiento es el del amor.
Para profundizar: ¿Por qué es nuevo este mandamiento del amor?
- Por su origen o causa. Los discípulos deben amarse porque ellos fueron amados primero. Dios manifestó su amor al mundo (1 Jn 4,19) y Jesús amó a los suyos hasta el fin (Jn 13,1). Solo quien es amado y se siente amado es capaz de amar. El amor de Jesús es fundamental y constitutivo del amor fraterno. No se trata solo de una acción, sino de una especie de atmósfera en la que respira el creyente y donde halla la fuerza para amar a sus semejantes.
- Por su modo. Es un amor de entrega, hecho de comunicación y de sacrificio. Así debe ser el amor de los cristianos.
- Por su finalidad. No es simplemente un amor altruista y humanitario, sino la continuación de la obra de Jesús: el amor mutuo manifiesta el amor que Dios tiene a las personas.
Isabel Gómez Villalba
Docente e investigadora en la Universidad San Jorge.
Centrada en la innovación educativa, investigo y diseño experiencias pedagógicas tanto para la integración y desarrollo de habilidades espirituales en el proceso de enseñanza-aprendizaje, como en el estudio y la implementación de proyectos de aprendizaje–servicio.