Para RENOVAR NUESTRA MISIÓN es necesario recuperar la IDENTIDAD.
Exponemos y definimos las distintas crisis que sufrimos: de familia, de matrimonio, de fe, de economía-financiera, de abusos sexuales, de liderazgo, de vocaciones… y resulta que la CRISIS ES DE IDENTIDAD.
HEMOS OLVIDADO QUIÉNES SOMOS Y
LO QUE ESTAMOS LLAMADOS A SER Y HACER EN LA IGLESIA.
¡EXISTIMOS PARA LA MISIÓN!
Hemos sido enviados a “buscar y salvar”.
¿Cuál es la misión de la Iglesia y de toda Familia Religiosa?
Mateo 28, 19-20: «Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo». Amén.
¿CUÁL ES LA CLAVE DEL GRAN ENVIO?
El núcleo de nuestro propósito tiene cuatro imperativos:
ID
HACED
BAUTIZAD
ENSEÑAD
¿Qué verbo define mejor la misión de la iglesia?
Quizá,
¿HACER DISCÍPULOS?
(Math eteusate)
¡Sí!
Es verdad que es la tarea que más exige y más nos cuesta, -lo fácil es mantener lo que hacemos- (sacramentos, catequesis), sin embargo, HACER DISCÍPULOS es el núcleo del envío de Cristo a la Iglesia.
Otra pregunta:
¿Cuántos de los que vamos a la iglesia nos sentimos discípulos?
Uuuuffff. ¡Aprender del Maestro! Con intención y disciplina de profundizar en la fe, no solo como opción, sino como algo esencial en la vida. Parece que no necesitamos ni aprender, ni crecer, ni madurar.
En medio de cambios de paradigmas, la práctica pastoral de la Iglesia católica -aquí-, sigue en su mayor parte inalterada, y es por ello que necesitamos evaluar toda la actividad y programas pastorales, con el fin de considerar el OBJETIVO DE NUESTRA IDENTIDAD. Decía Albert Einstein: «si siempre hacemos lo mismo, no esperemos resultados diferentes».
¿Cómo hacemos discípulos?
Nos hemos dado cuenta que por IR a la iglesia y por BAUTIZAR, no por ello significa querer aprender o tener sed…
¿Entonces?
Algo habrá que cambiar, para despertar esta sed.
¡ES LA EVANGELIZACIÓN! = ANUNCIAR LA BUENA NUEVA DE JESÚS
Es la Encarnación de la Salvación de Dios (Presencia. Amor. Misericordia. Vida). Y no solo consiste en conocer y creer en él, sino, ¡amarlo y estar enamorado de él! Solo cuando lleguemos a experimentarlo como Alguien Vivo y Real, solo entonces desearemos CAMINAR por sus sendas, anhelar su VERDAD y buscar su VIDA.
Quiero provocarte y afirmar aquí, que la mayoría de las personas no conocen a Jesús, y por lo tanto no han tenido, ni tienen sed de él. Sí, tienen conocimiento acerca de Jesús, pero sin tocar el alma… y es por ello que superado el “tiempo” del deber, del miedo y de la culpabilidad, ha aparecido el vacío, el aburrimiento y la huida…
¿Qué hacemos?
PROPONER A JESUSCRISTO como el Amor Crucificado y el Señor Viviente…
Y Crear Búsquedas
y Despertar la Sed, además de
Formar y Aprender a Ser Discípulos.
Tenemos que redescubrir nuestra identidad y situar el mandato de Jesús (HACER DISCÍPULOS) en el centro de todo lo que hacemos, para servir a todos los creyentes aparentemente cercanos y a los que andan en las periferias…
LLAMAD@S A SER
Juan 20,21: «Como el padre me ha enviado, así también os envío yo».
APÓSTOLES (de apóstolos, ou=enviado) EN LA MISIÓN, o sea, MISIONEROS EN LA IGLESIA (nuestra identidad más profunda).
Y ¿cómo anunciarán si no los envían?
Necesitamos APERTURA a la GRACIA DE DIOS para que actúe en el corazón de los Sedientos-Buscadores de Jesús. Amén.
¿Cuál es el desafío de salir de nuestra zona de confort y de la comodidad, para hacer más creíble y significativa nuestra vida cristiana y consagrada?
EVANGELIZAR:
HACER DISCÍPULOS,
SER APÓSTOLES,
VIVIR MISIONEROS,
ACTUAR DE PROFETAS