NO CONCIBO HOY LA EVANGELIZACIÓN SIN LA VUELTA AL EVANGELIO DE JESÚS DE NAZARET, Y RECONOCER Y DESCUBRIR SUS GESTOS -QUE EXPRESAN JUNTO A SUS PALABRAS- LA PLENITUD DE SU AMOR:
SIN LLENAR LAS TINAJAS
SIN ESCRIBIR EN LA ARENA
SIN BEBER AGUA
SIN CORTAR ESPIGAS
SIN BAJAR DEL ÁRBOL
SIN ENTRAR EN CASA
SIN CAMINAR SOBRE LAS AGUAS
SIN SUBIR O BAJAR DE LA BARCA
SIN ECHAR LAS REDES
SIN ENCENDER EL FUEGO
SIN COMER CON LOS AMIGOS
SIN SECAR LOS PIES CON EL CABELLO
SIN LLORAR ANTE LA TUMBA
SIN ACUDIR A LA CUNETA
SIN TOCAR AL HERIDO Y SU HERIDA
SIN PERDONAR AL ARREPENTIDO
SIN REGALAR LA PAZ
SIN AMAR CON MISERICORDIA ¨Nadie te condena, vete en paz.”
SIN SEMBRAR LA SEMILLA
SIN ENCENDER LA LUZ DE LA LÁMPARA
SIN SER LA SAL
SIN LLAMAR POR SU NOMBRE
SIN TRANSFIGURAR EN “OTRAS PERSONAS”
SIN DESCANSAR DEL CAMINO
SIN LAVAR LOS PIES
SIN PARTIR EL PAN DE HOGAZA
SIN BEBER DE LA COPA DE VINO
SIN HABLAR AL CORAZÓN
SIN DORMIR DESPREOCUPADOS
SIN ORAR CONFIADO EN EL HUERTO, la montaña, el templo o la sinagoga…
SIN CARGAR CON LA CRUZ
SIN SUFRIR LA PASIÓN
SIN PERDONAR Y MORIR EN LA CRUZ
SIN BAJAR EN BRAZOS DE SU MADRE
SIN REGALAR EL SEPULCRO
SIN ENTERRAR AL DIFUNTO
SIN PERFUMAR SU CUERPO
SIN CORRER LA PIEDRA
SIN RESUCITAR DE LA MUERTE
SIN ENVIAR EL ESPÍRITU
SIN VOLVER A EMAÚS Y GALILEA
SIN SALIR A PROCLAMAR LA BUENA NUEVA
La EVANGELIZACIÓN necesita expresar en sus celebraciones de fe una SIMBOLOGÍA que la Iglesia católica hoy no acaba de reconocer, por mantener una liturgia de “formas”, lejos de la realidad de las personas que buscan tocar, sentir, vibrar, que quieren y anhelan amor y misericordia.
Entiendo que, ¡o cambia la visión o se complica la misión-evangelización!