Una de las creencias cristianas más arraigadas entre nuestro pueblo es la de María como Madre de Jesús y Madre nuestra. Una certeza de fe nos lleva a afirmar que la mujer que estuvo siempre al lado de su hijo, incluso en los momentos más difíciles, no puede abandonar a quienes, como dice san Pablo, somos hijos en el Hijo.
Comenzamos con unos momentos de silencio, con una breve oración o entonando un estribillo, por ejemplo Tú eres, María, de E. Gallego.
LECTIO (Leo el texto)
Como ocurre con muchos otros pasajes del evangelio según san Juan, también el que vamos a leer ahora está cargado de un hondo significado simbólico. Al pie de la cruz, María y el discípulo amado acompañan los últimos momentos de la vida de Jesús.
Un miembro del grupo proclama Jn 19,25-27.
Después de unos momentos de silencio, leemos y comentamos juntos los siguientes párrafos. Nos pueden ayudar a comprender mejor el mensaje de fe del pasaje:
- María estaba de pie, junto a la cruz de Jesús. No es solo madre perfecta, sino también perfecta discípula. No abandona al hijo-Maestro ni en los momentos más difíciles. Además, está «de pie», viviendo esos momentos no desde el desaliento, sino desde la firmeza y la esperanza en la victoria final.
- La mujer-madre y el discípulo a quien Jesús amaba. Jesús, que ha sido despojado de sus vestidos, entrega voluntariamente a su Madre. Quien acepta a Jesús, la Palabra hecha carne (Jn 1,14), acoge como Madre y modelo de fe a María.
- María es la «mujer». Ella es la nueva Eva, la Madre de todos aquellos que acogen el mensaje de Jesús y perseveran con Él hasta el final.
MEDITATIO (Me dejo leer por el texto)
El cuarto evangelio nos invita a hacernos discípulos aprendiendo de María y dejándonos acompañar por ella. Vamos a reflexionar unos momentos sobre el mensaje que este texto trae hoy a nuestra vida.
- ¿Qué actitudes de María me llaman más la atención?
- ¿Creo en María como la mujer que me muestra a Jesús y me invita a seguirlo solo a Él?
ORATIO (Hablo con Dios a partir del texto)
Tras haber contemplado a María al pie de la cruz, dedicamos unos momentos para dialogar en grupo con el Señor.
Ponemos a la Madre como intercesora.
- Después de unos momentos de silencio expresamos en voz alta nuestra oración, intentando que nuestras palabras
se inspiren en el texto evangélico de hoy.
ACTIO (Me comprometo desde el mensaje de fe del texto)
María está de pie, junto a la cruz. Allí Jesús nos la entrega como Madre y modelo, fermento de la nueva humanidad.
Con su ayuda y bajo su protección queremos comprometernos con el mundo.
- ¿Qué actitudes de María quiero incorporar a mi vida de fe?
- ¿Cómo puedo, a imagen de María, ser cada día mejor madre/padre y mejor catequista?
- Podemos terminar cantando Madre de los creyentes, de E. Pascual/F. Palazón.